Boys don't cry — Priv.

Cerró el libro de su asignatura, levantándose de su lugar para echar una mirada a todos sus alumnos—. Alumnos, la clase se da por finalizada. —exclamó en el invernadero, para que los alumnos más alejados también lo escucharan, pues le era difícil hacerlo. Vio como cada uno de ellos comenzaba a salir por la puerta, la cuál se encontraba detrás de él, despidiéndose—. Hasta mañana, Greyson. —se despidió de uno de ellos, el cuál era uno de los más excelentes en su asignatura.

Observó como Winston comenzaba a andar hacia la salida, y en cuánto pudo, dejó caer el brazo sobre ella, impidiendo el paso al joven—. Quiero hablar con usted, señor Winston. —comenzó a hablar, mientras cogía al joven del brazo para llevarlo al despacho del profesor, el cuál se encontraba cercano a los invernaderos. Sacó su varita para quitar el encantamiento de la cerradura y poder entrar, dejando a la vista que el profesor estaba dentro. Sin hablar, pues ya sabía, levantó la silla de la esquina para posarla delante de su mesa. Dejó ese asiento libre para su alumno, posándose él en el otro lado de la mesa. Se sentó en la silla, se acercó a la mesa y posó las manos sobre ella—. Winston, voy a ir directo al grano. ¿Tienes algún tipo de problema con mi asignatura? —le preguntó sin rodeos, mirándole fijamente a los ojos—. Observo a cada uno de mis alumnos todos los días, y llevo varios días fijándome en ti más de lo que debería. Su actitud es un tanto extraña, es cómo si tuviera... ¿asco? Observo cada una de sus muecas, de sus movimientos. —terminó—. No es nada de obsesión sobre ti, pero necesito plena atención en mi asignatura de parte de los alumnos, pues cualquier detalle que se os escape puede ser peligroso a la hora de los exámenes, y no quiero que ninguno suspenda mi asignatura. —se levantó del asiento, comenzando a andar por el lugar de un sitio a otro.