The Friend we choose -Vincent-

Eran parecidísimos: tenían las mismas ideas y gustos, los mismos prejuicios, supersticiones y herejías; decían las mismas cosas y, a veces, las hacían; les gustaban y les desagradaban las mismas personas y lugares, los mismos libros, autores y estilos; había toques de semejanza hasta en su aspecto y sus facciones. Como no podía ser menos, los dos eran, según la voz popular, igual de «simpáticos» y casi igual de guapos.

Bueno...A veces.

Milo había conocido a Vincent cuando aún era un niño, en una reunión de sociedad a la que su madre lo había llevado casi a la rastra.  Aburridos intercambiaron algunas palabras e Inmediatamente lo habría admirado, era seis años mayor pero esa diferencia nunca se había tornado un problema. Luego de adulto lo volvió a encontrar tomando cátedras complementarias en Salem y la amistad se había reforzado, haciéndola duradera.  No solían pelearse y nunca habían discutido, Milo pensaba que era porque se veían realmente poco aunque trabajan en el mismo lugar

Fue su padrino cuando al fin se caso con su prometida de la infancia y fue el responsable de la despedida de soltero que luego le trajo algunos problemas con su pareja, pero jamas ibas a escucharlo quejarse.
-Esta vez te toca pagar. –Dijo señalando la puerta del bar a donde estaban entrando. La sonrisa apareció en sus labios mirando a su amigo a los ojos y abriendo la puerta del local. La verdad era que no importaba quien pagaba, la cosa era pasarla bien. Estaban relajándose de las clases y las responsabilidades, de las casa, de la familia.

Al fin cuando se acomodo en una mesa, saco algunos billetes. -debería comer algo primero.-Una mesera se acerco a ellos con la típica displicencia servil y Milo pidió papas y una hamburguesa completa. La joven se retiro y observo a su amigo a con una media sonrisa. -Mi esposa se fue con su madre a Michigann. ¿Quieres quedarte en casa? o ¿volverás a Salem?

Nueva York siempre le traía un montón de recuerdos, demasiados como para maniquearlos, no había posibilidad de hacerlo, pues eran demasiados, gran parte de mi vida había pasado por aquí, lo demás a lo largo del país ¿y por qué no? Del mundo. Pero Nueva York tenía ese poder de hacerle volver una y otra vez a sus calles, de volver a la residencia de los Milles, de refugiarse en lo que e gustaba pensar era su territorio, su hogar.

Esta vez, sin embargo, no deambulaba solo por sus bellas calles siempre llenas de gente de todos lados, gente de todo tipo, de toda nacionalidad, de todo estatus social, magos y muggles andando como iguales por sus calles, sonriéndose, saludándose como si no hubiera un mundo entero separándolos. Mi compañía era nada más y nada menos que el buen Milo. Milo y Vincent tenían una curiosa relación de amistad de hace años aún cuando hace años no eran más que un par de chicos jóvenes que se conocían en medio de las reuniones familiares, ni siquiera habían coincidido en Salem cuando Milo entraba Vincent ya se apuntaba en la academia de Aurores en Washington Dc. Sin embargo esto no impidió que entre ellos se diera una confianza suficientemente fuerte como para mantener al ex auror lejos de sus recuerdos que envolvían al joven Howard Bottom.

Bueno, Milo, yo te invité a venir, no podías esperar menos. Cuando seas tú quien me ofrezca a venir te tocará pagar a ti.- Con una elegante sonrisa decorando su rostro le dejó abrir la puerta y la sostuvo para que pasara primero y luego pasó él siguiéndole de cerca por el local, sin duda uno de sus favoritos y de los más reconocidos en la ciudad.- Si, deberías.- Se sentó y clavó sus ojos azules y cristalinos en los billetes que el joven sacaba de sus ropas.- Quizás acepte tu invitación y luego de ganarte en el ajedrez mágico vuelva a casa, tengo algunas cosas que revisar para mis lecciones de la próxima semana.- Levantó una mano y señaló a los billetes que había en mano de Milo- Yo pago, guarda eso, podrías necesitarlo después.

Le miró a los ojos de modo confidente y luego buscó a la camarera con la mirada. Le sonrió y bastó con un asentimiento de cabeza para que la chica se acercara a la mesa de nuevo.- Whisky en las rocas, por favor…-Dejó de mirarla mientras sacaba un habano del bolsillo interno de su chaqueta y miró a Millo- ¿Para ti? ¿Qué quieres tomar?